Historia
350 años de tradición.
Toda la vida este pequeño enclave del siglo XVII giraba en torno al trabajo del hierro. El “mazo” al que debe su nombre era la enorme herramienta que se usaba para forjar el metal.
Imágenes de la aldea antes y durante la reforma:
Río Pequeno
El “río Pequeno” era el encargado de aportar, desde una pequeña presa artificial, el agua que la aldea necesitaba para mover las aspas con las que nuestro “mazo” moldeaba el hierro.
La Aldea
Pero todo tiene un final. Con el paso del tiempo y la evolución industrial, la vida en la aldea, su entorno y sus tradiciones fueron desapareciendo hasta quedar abandonada y en ruinas. De este modo ha pasado ha pasado los últimos veinticinco años.
Es en este momento cuando nuestro anfitrión, Suso, decide que el increíble entorno en el que se encuentra la aldea, su estilo de vida y la paz que siempre se ha respirado en ella han estado demasiado tiempo desaprovechados, y se lanzan a la enorme aventura de volver a dar vida a O Mazo.
Este pequeño pueblo era un ejemplo perfecto de la arquitectura de la zona: totalmente construido en piedra y alimentado por los recursos naturales del entorno.
La Aldea actual
Con el objetivo siempre en mente de recuperar su antigua tradición, la actual aldea, completamente rehabilitada, sigue siendo un ejemplo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.
Todo el complejo ha sido restaurado, sin renunciar a ninguna comodidad, respetando el estilo de construcción típico de la sierra de O Courel y con los materiales tradicionales de la zona (sobre todo piedra y madera, que contribuyen a un perfecto aislamiento térmico y acústico).
Una aldea sostenible
Como en su día, la aldea se basa en los recursos de la naturaleza para su fucionamiento: la energía solar se utiliza para obtener agua caliente y para climatizar nuestra piscina y los menús típicos que ofrece nuestro restaurante se cocinan en antiguas parrillas y hornos de leña.
A día de hoy, la aldea ha vuelto a sus orígenes. Te garantizamos una experiencia única en plena naturaleza. ¿Quieres vivirla?
